¿Qué es la depresión dual?

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La depresión crece en España y se sigue confundiendo con la tristeza. Esta  enfermedad afecta cada vez más a jóvenes y ancianos. La depresión es una enfermedad que puede identificarse cuando el paciente tiene los siguientes síntomas: una tristeza profunda, pierde o gana peso, se siente deprimido casi todos los días, pierde interés de las actividades con las que normalmente disfruta, cambios en el apetito, pérdida de energía, disminución de la concentración, sentimiento de inutilidad, culpabilidad o desesperanza, dificultad para dormir, falta de motivación, sensación de fatiga, etc.

«Al paciente le cuesta reconocer y aceptar los síntomas psíquicos y asumir que pueden ser parte de una enfermedad mental», explica José Manuel Montes, jefe de sección de Psiquiatría del Hospital Universitario Ramon y Cajal. Y añade:  «Y aunque hemos mejorado en el sentido de que la sociedad acepta que uno pueda acudir al psiquiatra o psicólogo, la realidad es que todavía queda mucho camino».

Más de dos millones de personas sufren en España episodios de depresión aguda, pero el de mujer de 53 años de media es el perfil más frecuente de paciente con depresión resistente que accede a tratamientos antidepresivos. En la actualidad hay un aumento constante de diagnósticos de depresión. «Estamos viendo que cada vez hay más casos en edades infantiles y juveniles y también en la última parte de la vida», comenta el experto.

Para saber cómo combatir la depresión nos hemos puesto en contacto con los profesionales de clínica Nea, expertos en neuropsicología y psiquiatría, y nos han explicado que se puede tratar esta enfermedad con la ayuda de un personal médico adecuado, el apoyo de la familia y una serie de terapias.

La depresión resistente se trata de una enfermedad que puede prolongarse durante décadas e incluso convertirse en crónica.  Los expertos explican que la depresión recurrente o crónica es aquella que no responde a los fármacos durante al menos un año. Desde el diario ABC nos explican que la depresión está influida por una combinación de factores interrelacionados. Varios estudios han comprobado que los factores desencadenantes de la depresión son: la genética, problemas en el trabajo o duelos, etc.

La Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) alerta sobre la alta prevalencia de la llamada depresión dual. Las personas que sufren este trastorno presentan los síntomas de la depresión con alguna adicción, ya sea a sustancias como el alcohol, el cannabis, la cocaína o los opioides, o a comportamientos como el juego patológico o la adicción a las nuevas tecnologías.

Este trastorno afecta a entre un 20% y un 50% de las personas con depresión, pero sigue siendo un trastorno infradiagnosticado, porque los síntomas de una de las condiciones tienden a enmascarar los de la otra. El doctor Pablo Vega, vicepresidente de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) explica que “entre un 40% y un 60% de las personas con adicción desarrollan también depresión”.

No es aconsejable tratar la adicción y la depresión por separado, ya que lo mejor es que el enfoque integral aborde ambas problemáticas y se debe combinar terapias farmacológicas y psicológicas, como la cognitivo-conductual, con apoyo psicosocial. «Esta fragmentación asistencial deja a muchos pacientes sin el tratamiento que necesitan», advierte Vega.

Según Marta Torrens, directora de Adicciones del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Parc de Salut Mar, en Barcelona, «todos los estudios disponibles refuerzan la necesidad de tratar conjuntamente la depresión dual. El fracaso terapéutico se relaciona con el hecho de realizar tratamientos secuenciales, esto es, primero una patología (por ejemplo, la depresiva) y después, la otra (por ejemplo, la adictiva). Esto hace que mientras no se trata una de ellas empeora la otra. Finalmente empeoran las dos. Por eso hablamos de tratamiento dual para la patología dual».

No tratar ambos trastornos de forma integrada agrava el riesgo de recaídas, por lo que los especialistas optan por un tratamiento coordinado que contemple la dimensión biológica, psicológica y social de los pacientes. «Es necesario integrar los servicios de salud mental y adicciones en un único modelo asistencial para garantizar un tratamiento efectivo», afirma.

Las personas con esta patología pueden recurrir al alcohol o a otras sustancias para aliviar su malestar emocional, lo que a su vez puede empeorar los síntomas depresivos y generar una dependencia. Los expertos explican que para la superar la enfermedad es importante seguir una terapia pero también realizar ejercicio porque esta actividad ayudará a mejorar el estado de ánimo, reducir la ansiedad y aumentar la autoestima. Varios estudios han comprobado que la meditación aporta beneficios a las personas que sufren este trastorno, porque fomenta la concentración, relaja, mejora el sueño, reduce los niveles de cortisol, etc.

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