En el 2019, la Ministra de Familia de Brasil, Damares Álves, del gobierno de Jair Bolsonaro, sorprendió a todo el mundo con sus afirmaciones de que las niñas debían vestir de rosa y los niños de azul. Una diferenciación que parece propia de otros tiempos. Según algunos expertos, la ropa que aún ponemos a nuestros hijos está cargada de estereotipos. La ropa también educa.
Dice la maestra y bloguera Alba Alonso, autora del blog Realkiddys que la ropa transmite lo que somos o como queremos que los demás nos vean. Cuando somos pequeños, la decisión sobre nuestra ropa recae en nuestros padres. Más bien, en nuestra madre. Transmitimos lo que ella desea reflejar sobre nosotros. Pero, ¿es esa la personalidad del niño?
Un ejemplo de ello son los colores. A principios del siglo XX los niños y niñas vestían principalmente de blanco desde que nacían. La razón de ello hay que encontrarla en que los niños tienden a ensuciarse. El blanco es un color que se puede lavar con lejía, eliminando las manchas. A medida que el niño o la niña crecían se les ponía un pantalón corto o una falda negra o gris. Un color sufrido que aguantaba la suciedad.
La tendencia por vestir a los niños de un color y a las niñas de otro se populariza en los años 20. El color rosa para las niñas simbolizaba dulzura, como un helado de fresa, mientras que el color azul para los niños transmitía actividad, acción, dinamismo. Las niñas debían ser buenas y sumisas; y a los niños se les permitía que fueran más activos.
Según Alba, la ropa infantil actual sigue cargada de estereotipos. Lo podemos ver en la decoración de las prendas. A una niña se le pone una camiseta con un dibujo de un adorable gatito, mientras que al niño se le pone la de un león rugiendo.
Estos estereotipos se aprecian en el mensaje de camisetas y sudaderas, tan de moda hoy en día. Las frases de la ropa de niña son suaves y delicadas, mientras que las de los niños son atrevidas e ingeniosas.
En cierto modo, de esta manera, también estamos educando como debe ser el uno y la otra.
Eliminar estereotipos en la ropa infantil.
En un marketplace de internet encontré un body azul para bebé que en la parte delantera ponía “Pick me up. I dig older chiks”. En castellano significa: “Cógeme. Voy a por las maduritas”. Probablemente, como el texto está escrito en inglés, los padres no le prestaban atención. Muchos de ellos, ni tan siquiera, sabrían lo que estaba escrito. Si en la página web lo vendían es porque había gente que lo compraba. Si te paras a pensar, se trata de un mensaje sexista y grosero, que no se corresponda con el pensamiento de un bebé.
Según Alba Alonso, estos son los tres elementos en los que se concentran los estereotipos en la ropa de los niños:
- Los mensajes. Ilustrar las camisetas y sudaderas de los niños con frases es un recurso bastante extendido. Solo con una frase impresa en el pecho, una prenda deja de ser un básico, para convertirse en ropa personalizada. La gran mayoría de estos mensajes están escritos en inglés. Es probable que en algún momento tu hijo te pregunte: ¿Papá, qué pone aquí? Los niños son curiosos y además quieren saber lo que llevan. Están en todo su derecho. ¿Qué le respondes? Si no sabes inglés, traduce el mensaje de los textos con Google Translate. Puede que le pongas a tu hijo una prenda con una barbaridad escrita y no seas consciente de ello.
- El color. Ya hemos hablado antes de ello. Eso de que a las niñas les gusta más el rosa no es genético. Está condicionado socialmente. Debemos romper las diferencias de color para niños y niñas. No se trata de buscar colores neutros. Deja que tu hijo o hija elija el color de la ropa que se pone.
- Los motivos en la ropa. Los complementos y los estampados son otro de los elementos que tienden a cosificar a los niños. Hace unas semanas me detuve con mi pareja mirando escaparates de ropa de niños. En una tienda, casi todos los vestidos que se exhibían para niña llevaban un gran lazo en la cintura. “Eso debe ser incómodo” – pensamos.- “Es para que la niña no se mueva.” Mientras, por el contrario, la ropa de los niños era casual, con un toque deportivo. Aunque fuera ropa más arreglada.
Esto, quizás, son aspectos en los que deberíamos fijarnos antes de comprarle la ropa a nuestros hijos.
La ropa inclusiva.
La web Campus F.P. tiene un artículo dedicado a la moda inclusiva. Un estilo de ropa que no hace diferencias entre etnias, edades, tipos de cuerpo, orientaciones sexuales, identidades de género, etc. Tiene su expresión en la moda para adultos, pero es útil para educar a nuestros hijos en romper los prejuicios sociales. Una niña puede verse guapa aunque esté un poquito rellenita. Y un niño es igual de gracioso si es blanco que si tiene la tez más oscura.
Aunque tiene mucho de marketing, la casa italiana Benetton ha hecho de la diversidad y la inclusión su seña de identidad. Bajo el lema: “United Colors of Benetton”, en su publicidad siempre ha incluido personas de todas las razas del planeta con ropa colorida que igual quedaba bien a unos que a otros.
La marca Desigual convirtió a la modelo jamaico-canadiense Winnie Harlow en su imagen en el 2014. Era una modelo de origen afroamericana que tiene la enfermedad de Vitiligo. Una enfermedad que produce áreas de decoloración en diferentes partes visibles del cuerpo. La idea de la marca era la de transmitir diversidad, y la de educar en aceptar a todo el mundo con independencia de cómo fuera. Todas las personas tenemos derecho a vestir como queramos y a vernos guapos con la ropa que nos ponemos.
Educar en la libertad.
Hoy día, no son pocos los pedagogos y estilistas que se muestran favorables a que los niños elijan su ropa. La ropa es un canal de expresión y por medio de ella pueden dar rienda suelta a su creatividad e imaginación. El papel de los padres, quizás, sea el de orientarle y corregirles para protegerlos. Por ejemplo, si a tu hija le encantan unas botas que se compró en invierno, cuando llegue el verano no debería ponérselas, más que otra cosa, porque se va a asar de calor.
Los niños se suelen sentir cómodos con la ropa que ellos eligen. Eso les da seguridad. Yo recuerdo que cuando mi hijo era pequeño le encantaba vestir de amarillo. Sus dibujos animados preferidos: Bob Esponja y Piolín eran amarillos. Ponerle una camiseta amarilla hacía que se sintiera más identificado con ellos. Cosa que aumentaba su autoestima.
El hijo de unos amigos, con 5 años, tenía un montón de ropa de Spider-Man. Cuando digo ropa me refiero a que tenía hasta calzoncillos y calcetines, no solo camisetas. Era ponerle los calcetines del superhéroe e iba feliz al colegio.
Darles libertad para que elijan su ropa también implica educarles en que acepten a los demás con independencia de su aspecto. No pueden burlarse de otro niño porque vista de tal o cual manera o porque lleve una camiseta de un equipo de futbol que no es el suyo.
Una ropa para cada edad.
A medida que los niños se van haciendo mayores, también cambian sus gustos en cuanto a la ropa que se ponen. No solo porque sus cuerpos se van haciendo grandes, sino porque cambia su forma de pensar.
Lo podemos ver en la web de Newnesskids, una empresa española fabricante de ropa infantil con más de 20 años de experiencia en el sector. Si te das cuenta, en los niños de 3 a 8 años prima la ropa deportiva: sudaderas, pantalones de chándal, pantalones cortos, camisetas, petos. Una ropa en la que, sobre todo, prima la comodidad.
De 8 a 14 años se pone un poco más de hincapié en el diseño. Las camisetas y sudaderas tienen impresiones urbanas, como si fueran grafitis y hay una mayor presencia de los pantalones vaqueros.
La ropa de los niños más mayores está influida por la moda adolescente. Consideran que se están haciendo más grandes y como sucede con un adolescente, están buscando su lugar en el mundo. Están fraguando su identidad.
En las niñas, que maduran antes que los niños, la diferencia se hace más evidente. Dejan de tener esa imagen angelical que tenían cuando eran pequeñas y buscan que la ropa les queda más sexi.
Lo importante con la ropa de niño, igual que sucede con la ropa de los adultos, es que quien la lleve se sienta cómoda con ella. Que refleje su forma de ser. No hay nada peor que ir disfrazado de alguien que no es.
Puede parecer algo rebuscado, pero no lo es. Con la ropa también podemos educar a nuestros hijos. La ropa transmite valores.