La importancia de la empatía en las clínicas dentales

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Quiero que te imagines algo: tienes una cita con el dentista. Puede que para muchos no sea gran cosa, pero, ¿te has preguntado cómo puede sentirse alguien para quien este hecho representa un miedo paralizante? Hay personas que no solo sienten incomodidad o nervios: sienten un auténtico terror que afecta incluso su salud física y emocional. Mi cuñada es una de esas personas.

Ella no le tiene miedo solo al dentista. Es un temor generalizado hacia los médicos, pero los dentistas tienen un lugar especial en su lista de temores. Cuando sabe que tiene una cita, incluso semanas antes, empieza a somatizar el miedo. Le salen yagas en la boca, pierde el sueño y hasta se vuelve más irritable. Este miedo no es algo que ella haya elegido sentir, y tampoco se puede eliminar con un simple “no pasa nada”. Es un problema real que, por desgracia, muchas personas comparten.

Este artículo no pretende ser solo un espacio para contar historias personales, sino una llamada a la reflexión sobre cómo la empatía en las clínicas dentales puede marcar una diferencia significativa en la vida de los pacientes.

 

El miedo al dentista es más común de lo que pensamos

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre el 10% y el 15% de la población mundial padece este miedo, lo que equivale a millones de personas que evitan o retrasan las visitas al odontólogo debido a la ansiedad que les genera.

Este miedo no solo tiene implicaciones psicológicas, sino que también repercute negativamente en la salud bucodental y general de quienes lo padecen. La evitación de tratamientos preventivos y consultas regulares puede conducir a la progresión de enfermedades orales, como caries y enfermedades de las encías, que, al no ser tratadas a tiempo, se agravan y requieren intervenciones más complejas y costosas.

 

Además, la odontofobia puede desencadenar una serie de consecuencias adicionales:

  • La falta de atención adecuada puede resultar en caries extensas, enfermedades avanzadas de las encías y pérdida de dientes.
  • Una mala salud bucodental deriva en un mayor riesgo de enfermedades sistémicas, como afecciones cardíacas.
  • La ansiedad extrema puede llevar al aislamiento social, disminución de la autoestima y afectar las relaciones personales y la calidad de vida.

Ir al dentista puede ser una experiencia difícil para muchas personas. Los sonidos de los instrumentos, los olores de la clínica y la posición en el sillón dental pueden hacer que el paciente se sienta incómodo y vulnerable.

Por eso, es muy importante que los dentistas muestren empatía y se comuniquen bien con sus pacientes. Explicar cada paso del tratamiento, crear un ambiente agradable y permitir que los pacientes expresen sus miedos puede marcar una gran diferencia. Para superar el miedo al dentista, también es útil usar técnicas de relajación o, si es necesario, sedación consciente.

Lo más importante es construir una relación de confianza entre el dentista y el paciente. De esta manera, no solo se cuida la salud bucal, sino que también se mejora el bienestar general y la calidad de vida.

 

¿Qué significa ser empático en una clínica dental?

La empatía no es solo ser amable o sonreír al paciente, en realidad va mucho más allá. Es ponerse en el lugar del otro, entender sus miedos y trabajar para crear un ambiente de confianza. Es reconocer que cada persona tiene una historia y que esa historia influye en cómo vive la experiencia de ir al dentista.

En el caso de mi cuñada, una experiencia empática comienza incluso antes de entrar a la clínica. Ella necesita sentir que no la van a juzgar por ese enorme miedo que siente. Necesita un profesional que la escuche, que no minimice sus sentimientos y que, sobre todo, tenga paciencia. A veces, un pequeño gesto, como explicarle paso a paso lo que va a ocurrir, puede marcar una gran diferencia.

 

Estrategias para generar confianza

Si trabajas en una clínica dental o tienes algún conocido que lo haga, ¿te has preguntado cómo puedes hacer que los pacientes se sientan más cómodos? La empatía no se limita a palabras bonitas; también implica acciones concretas.

SM Medicodental, dentistas que basan sus tratamientos en la empatía, nos ofrecen una serie de consejos muy necesarios para ayudar a la persona a acudir sin miedo al dentista:

  1. Comunicar desde el inicio: El primer contacto, ya sea por teléfono o en la recepción, debe ser tranquilo y acogedor. Una recepcionista amable y comprensiva puede ayudar a reducir el nivel de estrés inicial.
  2. Crear un ambiente relajante: La decoración, la música y hasta los olores en la clínica pueden influir en cómo se siente el paciente. Un espacio cálido y acogedor es mucho más efectivo que un ambiente clínico frío y distante.
  3. Explicar cada paso: Uno de los mayores temores de mi cuñada es no saber qué van a hacerle o si le va a doler. Cuando el dentista se toma el tiempo de explicar lo que hará y por qué, su ansiedad disminuye considerablemente.
  4. Dar opciones al paciente: Algo tan simple como ofrecerle elegir música o permitirle hacer pausas durante el tratamiento puede darle una sensación de control.
  5. Uso de tecnologías modernas: Las herramientas actuales permiten tratamientos menos invasivos y más cómodos. Informar al paciente sobre esto también puede ayudar a reducir su miedo.

 

Una experiencia personal transformadora

Recuerdo una vez que acompañé a mi cuñada al dentista. Estaba muy nerviosa, temblaba incluso antes de entrar en la sala.

Sin embargo, la profesional que la atendió tuvo un enfoque completamente distinto al que ella había vivido antes. En lugar de empezar de inmediato, dedicó varios minutos solo a hablar con ella, sin tocar un solo instrumento de los que iba a utilizar. Le preguntó sobre sus miedos, la escuchó con atención y le explicó detalladamente cada paso del procedimiento. Además, le aseguró que podía detener todo en cualquier momento si no se sentía cómoda.

Este pequeño acto de humanidad y empatía marcó una gran diferencia. Mi cuñada, que solía entrar en pánico en estas situaciones, pudo enfrentar la sesión mucho más tranquila. Fue una lección sobre cómo un enfoque humano y considerado puede transformar una experiencia que, para muchos, suele ser motivo de ansiedad.

 

El impacto de la empatía en la salud del paciente

La empatía no solo mejora la experiencia del paciente en el momento, también tiene efectos positivos a largo plazo. Una persona que se siente cuidada y comprendida es más propensa a seguir con sus revisiones y tratamientos necesarios. En el caso de mi cuñada, gracias a ese dentista empático, logró completar un tratamiento que había estado postergando por años.

Cuando los pacientes se sienten seguros, es más probable que confíen en el profesional y, por ende, que se comprometan con el cuidado de su salud bucodental. Esto no solo beneficia al paciente, sino también al profesional, ya que mejora la relación y los resultados del tratamiento.

 

¿Cómo puedes ayudar si conoces a alguien con miedo al dentista?

Si tienes a alguien cercano que comparte este temor, como mi cuñada, hay formas de apoyarlo:

  1. Escucha sin juzgar: Aunque te parezca exagerado, sus sentimientos son válidos. Escucha y déjale saber que está bien sentir miedo.
  2. Acompaña si es necesario: A veces, solo tener a alguien conocido cerca puede hacer una gran diferencia.
  3. Investiga clínicas empáticas: Hay clínicas dentales especializadas en tratar a pacientes con miedo. Investiga y encuentra un lugar adecuado.
  4. Habla sobre los avances en la odontología: Muchas veces, el miedo está basado en experiencias antiguas o información desactualizada. Ayuda a esa persona a entender que ahora los tratamientos son menos invasivos y más cómodos para ayudarla a aliviar parte de su temor.
  5. Sugiere técnicas de relajación: Antes de la cita, practica con ella ejercicios de respiración, meditación o escucha música relajante para ayudarla a calmar los nervios.
  6. Organiza la cita en un horario tranquilo: Ayuda a programar la visita en un momento en que la persona esté menos estresada, como por la mañana, para evitar anticipar el miedo durante el día.
  7. Fomenta pequeñas metas: Si el miedo es muy intenso, sugiere que comience con una consulta simple, sin procedimientos, solo para conocer al dentista y familiarizarse con el ambiente.
  8. Recomienda hablar abiertamente con el dentista: Anímala a expresar sus miedos directamente al profesional para permitir que el dentista ajuste el enfoque para hacerlo más cómodo y menos intimidante.

 

Una llamada a la acción

Con este artículo no tengo la intención de hacerte sentir culpable si eres profesional de la salud y alguna vez has tratado con un paciente miedoso sin comprenderlo del todo. Tampoco busca hacer que quienes sienten este temor se sientan señalados. La idea es fomentar un cambio. Si trabajamos juntos para hacer que las experiencias en las clínicas dentales sean más humanas, ¿te imaginas cuántas vidas podrían mejorar?

El miedo al dentista no desaparecerá de un día para otro, pero con empatía, paciencia y acciones concretas, podemos reducirlo. Mi cuñada sigue teniendo algo de miedo, pero, gracias a las experiencias positivas que ha tenido, ya no lo ve como una barrera insuperable.

Y ese es el poder de la empatía: transformar el miedo en confianza.

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