Los beneficios de las saunas para la salud

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¿Has probado alguna vez una sauna? Seguro que no sabes todo lo que puede hacer por tu salud. A simple vista parece solo un sitio caliente donde uno se sienta a sudar. Pero si empiezas a informarte un poco, te das cuenta de que detrás de ese calor hay un montón de beneficios que van desde mejorar tu piel hasta ayudarte a dormir mejor.

Tanto si vas a un gimnasio con sauna como si te estás planteando instalar una en casa, vale la pena entender bien cómo funcionan, qué tipos existen, qué precauciones hay que tener y qué puedes esperar realmente de sus efectos. Aquí te lo cuento todo, para que decidas si este hábito puede encajar en tu vida.

 

Qué es exactamente una sauna y para qué sirve

La sauna es una sala cerrada donde se genera calor, normalmente a temperaturas entre 70 °C y 100 °C. Dentro de ese espacio tu cuerpo empieza a sudar de forma natural. Y ese proceso de sudoración, que parece tan simple, es lo que da pie a muchos de los beneficios de la sauna.

En pocas sesiones puedes notar cómo tu piel se vuelve más suave, cómo te cuesta menos conciliar el sueño y cómo te sientes menos tenso al salir. Y si la usas de forma regular, incluso puedes notar mejoras en la circulación, en el sistema inmunológico y en tu estado de ánimo.

Esto es lo que podemos conseguir usando bien el calor.

 

Beneficios reales de usar la sauna

Aquí te dejo los beneficios más habituales y con más respaldo por parte de estudios y especialistas:

  1. Mejora la circulación

El calor hace que los vasos sanguíneos se dilaten. Esto mejora el flujo sanguíneo y puede ayudar a reducir la presión arterial en algunas personas. También puede ser útil para quienes tienen mala circulación en manos o pies.

  1. Ayuda a eliminar toxinas

Al sudar, tu cuerpo libera pequeñas cantidades de toxinas. No es que la sauna lo haga todo por ti, pero ayuda a complementar lo que ya hacen tus riñones y tu hígado.

  1. Relaja los músculos

Después de hacer ejercicio o de un día muy largo, pasar por la sauna puede reducir la rigidez muscular y aliviar dolores leves. Por eso muchos deportistas la usan de forma habitual.

  1. Mejora la calidad del sueño

Después de una sesión, tu cuerpo se relaja. Y eso, combinado con la bajada de temperatura que se da al salir, puede ayudarte a dormir mejor.

  1. Puede reforzar el sistema inmunológico

Hay estudios que han relacionado el uso regular de saunas con una menor frecuencia de resfriados y otras infecciones leves. No es un sustituto de una vida saludable, pero puede ser un apoyo más. Se debe, principalmente, a que el sudor expulsa las toxinas y hace que tu cuerpo esté luchando con menos amenazas internas para poder centrarse directamente en las amenazas externas.

  1. Ayuda a la salud de la piel

Al abrir los poros y sudar, la piel se limpia de impurezas. Además, el calor estimula la renovación celular. Todo son ventajas.

 

Tipos de sauna: cuál es cuál

Si alguna vez has mirado opciones de saunas, puede que te hayas sentido un poco perdido. No todas funcionan igual, y no todas generan el mismo tipo de calor. Estos son los tipos más comunes:

Sauna finlandesa o sauna seca

Esta es la más tradicional y famosa. Se calienta con piedras sobre una fuente de calor (generalmente eléctrica o de leña) que puede alcanzar los 90 °C. El ambiente es seco, con muy poca humedad.

Sauna de vapor o baño turco

En este caso el calor se combina con vapor de agua, lo que hace que la humedad sea muy alta (casi del 100%) y la temperatura más baja (alrededor de 40–50 °C). Es más suave para quienes no toleran el calor seco.

Sauna infrarroja

Utiliza paneles que emiten calor por infrarrojos. No calienta tanto el aire, sino que penetra directamente en el cuerpo. La temperatura suele ser de unos 50–60 °C. Es más suave, pero igual de efectiva.

Sauna de barril exterior

Son saunas con forma de barril que se instalan al aire libre, muy comunes en zonas rurales o en jardines. Suelen funcionar como las saunas secas, pero dan una experiencia distinta por el entorno.

 

¿Es buena idea tener una sauna en casa?

Cada vez más gente se lo plantea. Y no hace falta que tengas un casoplón. Hay modelos compactos que caben en un baño grande, una terraza o incluso un trastero reformado.

Hablando con la gente de SaunasLuxe, que se dedican a fabricar saunas a medida, me contaron que hay tres cosas que conviene tener en cuenta si estás pensando en instalar una en casa:

  1. Espacio disponible: No hace falta mucho, pero sí un lugar ventilado y con acceso eléctrico. Algunas pueden incluso colocarse en el exterior.
  2. Tipo de uso: No es lo mismo si la vas a usar tú solo de forma puntual que si es para compartir con toda la familia a diario. Eso influye en el tamaño y en la potencia que necesitas.
  3. Mantenimiento: Aunque no requieren demasiado cuidado, es importante limpiar bien la madera, ventilar después de cada uso y revisar que el sistema de calor funcione correctamente.

También explicaban que cada vez hay más interés por las saunas infrarrojas, porque son fáciles de usar, se calientan más rápido y consumen menos energía. Pero si te gusta la experiencia tradicional de una sauna seca, también es perfectamente viable.

 

Consejos que debes seguir si decides empezar a usarla

Ahora no vayas y te encierres durante 30 minutos el primer día. La sauna, como cualquier hábito, se disfruta más cuando se hace bien y con cuidado. Por eso, te dejo estos consejos prácticos:

  • Empieza poco a poco: Si es tu primera vez, quédate entre 8 y 10 minutos. Puedes hacer dos o tres ciclos cortos, saliendo a enfriarte entre uno y otro.
  • Hidrátate: Bebe agua antes y después. Vas a sudar, y perder líquido sin reponerlo puede hacerte sentir mal.
  • Evita usarla después de comer mucho o con el estómago vacío: Lo ideal es haber comido algo ligero al menos una hora antes.
  • No uses ropa dentro: Lo mejor es una toalla o bañador. La ropa puede dificultar la transpiración.
  • Enfría tu cuerpo al salir: Una ducha fría ayuda a cerrar los poros y activa la circulación.
  • No te duermas dentro: Aunque parezca obvio, ha habido casos de personas que se han dormido y han tenido un golpe de calor. Mejor evitarlo.

 

Contraindicaciones: algunas veces no es recomendable

Aunque la sauna tiene muchos beneficios, no todo el mundo puede usarla. Por ejemplo, estos son los casos en los que se recomienda evitarla o hablar antes con un médico:

  • Problemas cardíacos: Si tienes alguna enfermedad del corazón o presión arterial inestable, consúltalo antes.
  • Embarazo: Hay médicos que lo permiten en etapas iniciales, pero en general se recomienda evitar el calor excesivo durante el embarazo.
  • Problemas renales o hepáticos: Si tu cuerpo no puede procesar bien la eliminación de líquidos, la sauna puede complicarlo.
  • Infecciones activas o fiebre: El calor puede hacer que el cuadro empeore.
  • Consumo de alcohol o drogas: Nunca uses una sauna bajo los efectos del alcohol o estupefacientes. El riesgo de deshidratación y pérdida de conciencia aumenta mucho.

 

¿Cada cuánto es recomendable usarla?

No hay una regla fija, pero muchos expertos coinciden en que entre dos y tres veces por semana es más que suficiente para notar beneficios sin saturar al cuerpo. Si haces ejercicio regularmente, puedes usarla después de entrenar, siempre y cuando te hidrates bien.

Las sesiones pueden durar entre 10 y 20 minutos. Si haces ciclos, descansa entre ellos unos 5 minutos y enfría el cuerpo.

 

¿Y qué pasa si la usas todos los días?

En principio, si no tienes ninguna enfermedad que pueda interferir con eso y toleras bien el calor, no habría ningún problema. Pero no es necesario para obtener resultados. Más importante que la frecuencia es la constancia y la forma en la que la usas.

Hay personas que la usan a diario como parte de su rutina de bienestar, igual que quien medita o hace estiramientos. Otras prefieren usarla solo cuando sienten que lo necesitan. Ambas opciones son válidas.

 

¿Vale la pena?

Te aseguro que sí, una sauna puede ser una gran herramienta para mejorar tu salud física y mental. Es sencilla de usar, no requiere grandes conocimientos y sus beneficios se notan a corto y largo plazo.

Eso sí, como todo en la vida, tiene sus contras. Pero puede ser una gran aliada. Si la usas con cabeza, te hidratas bien, escuchas a tu cuerpo y la conviertes en un hábito, lo más probable es que te enganches.

Y si tienes la posibilidad de instalar una en casa, ahora hay más opciones que nunca para adaptarse a diferentes espacios y necesidades. Lo importante es informarte bien, valorar tus objetivos y decidir si encaja con tu estilo de vida.

Porque al final, lo que cuenta es lo que de verdad te hace sentir mejor.

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