¿Sois amantes del fútbol? Pues seguro que muchas de las cosas de las que vamos a hablar en este artículo os van a sonar bastante… aunque tengan mucho que ver con el marketing. Una cosa está íntimamente relacionada con la otra y la verdad es que eso es más evidente que en ningún otro momento de la historia de este deporte. Un club ya no solo tiene que ganar sobre el césped, sino que tiene que salir victorioso también en las redes sociales y en el resto de soportes que nos brinda el mundo digital.
Yo he tenido relación con ambos mundos y tengo que decir que la experiencia ha sido apasionante. Siempre me ha gustado el fútbol, lo he vivido en primera persona en mi municipio natal y lo cierto es que de pequeño disfruté mucho en el estadio municipal. Soy de los que dicen aquello de “support your local team”, apoya al equipo de tu ciudad. Y no me arrepiento en absoluto. Los momentos de gloria no han sido pocos y no los hubiera cambiado por ningún otro momento de mi vida, sobre todo porque siempre que he ido al campo he compartido la tarde con mi padre, mi madre y mi hermano.
Cuando tuve la suficiente edad para decidir qué quería estudiar, tuve claro que debía elegir otra de mis grandes pasiones: el marketing y la publicidad. Siempre he estado atento a todo lo que tenía que ver con los anuncios en televisión y, más recientemente, con los que se promocionan en redes sociales. Por tanto, y teniendo en cuenta también lo que os decía antes, quería dedicar mi vida profesional al marketing deportivo. Además, tenía la sensación de que era un sector en el que había futuro y en el que las entidades deportivas estarían deseando invertir.
Sin duda, el marketing y el deporte, en concreto el fútbol, tienen una relación que poca gente se atreve a discutir. Son muchos los millones de euros que se destinan al patrocinio y al desarrollo de actividades publicitarias o de difusión que realizan los distintos clubes de fútbol en España. Solo ha habido un momento que yo recuerde en el que las cosas no han ido del todo bien: durante la pandemia. Al principio de la temporada 2021/2022, el diario El Confidencial publicaba esta noticia que os vamos a enlazar a continuación y en la que decía que los clubes de fútbol españoles estaban en un círculo vicioso en el que había menos audiencia, menos ingresos y menos inversión en acciones de marketing. Sin embargo, la realidad ha sido otra después de la pandemia y también lo era antes. Una realidad en la que es evidente que el deporte y la publicidad caminan juntos. Muy juntos.
Rápidamente, me puse manos a la obra para obtener preparación en esa materia de marketing deportivo. Necesitaba obtener una formación que tuviera un componente claramente práctico y que se ajustara a lo que se demanda en este sector tan específico, huyendo de todo tipo de clases teóricas y vacías. Tenía muy claro que necesitaba acertar con la decisión que tomara en este sentido y, después de terminar mi carrera, opté por la realización de un máster en marketing deportivo en Formatic Barcelona, un máster que se ajustaba a mis necesidades puesto que cubría la demanda específica de formación que tenía (una demanda que no suele ser proporcionada en España) y que además podía cursar a distancia.
La verdad es que el aprendizaje me resultó de lo más ameno. Quizá fuera por el hecho de que siempre me ha llamado la atención una cuestión como lo es la publicidad aplicada al deporte, pero los contenidos me resultaron sumamente interesantes y pude realizar bastantes ejercicios prácticos que más tarde me han servido para ganarme un puesto en este sector. Hay que tener en cuenta que los clubes de fútbol cuentan a día de hoy con una legión de seguidores y cualquier mínimo tropiezo en lo que tiene que ver con marketing o comunicación se puede hacer viral hasta tal punto de que nos caiga un “hate” impresionante.
Encontré un trabajo rápidamente
Mi primera experiencia laboral en el terreno del marketing deportivo fue en un club de fútbol de la antigua Segunda B, que en realidad es la tercera categoría en importancia del fútbol español, por detrás de la Primera y la Segunda División, que son las dos categorías profesionales. En el nivel de bronce de nuestro balompié, como seguramente muchos estáis pensando, no se pueden obtener grandes ingresos. Empecé con un contrato en prácticas y después me contrataron, pero no ganaba el suficiente dinero como para independizarme. Tampoco contaba con un presupuesto demasiado alto para realizar determinadas acciones, pero la originalidad de todo lo que llevamos a cabo desde el departamento consiguió que nuestro club, a pesar de no estar entre los más importantes de dicha categoría, tuviera un impacto en redes sociales que para sí lo hubieran querido dos grandes clubes de esta división.
Eso me vino de perlas puesto que hubo clubes ya del ámbito profesional que se fijaron en mi trabajo y talento. Después de la pandemia, tuve ofertas de un club asentado en Primera División y de otro que se encontraba en Segunda, pero que siempre aspiraba a lograr el ascenso, algo que ha conseguido en la actualidad. Aposté por el que se encontraba en Primera, lógicamente, y ahí sí que empecé a tener el presupuesto que yo necesitaba para desempeñar todo lo que se me ocurría. La notoriedad del club, que ya era alta por aquel entonces, ha sido todavía mejor puesto que hemos acompañado los logros que los futbolistas han conseguido sobre el césped con acciones de marketing que de verdad han conseguido que ya no solo tengamos clientes, sino verdaderos fans.
En la actualidad, y aunque llevo apenas tres años trabajando para ese club, tengo que decir que me he ganado la confianza del responsable de mi departamento, que cuenta conmigo para realizar desde una campaña determinada en redes sociales hasta para la realización de un evento en el que participen jugadores del primer equipo, proveedores, patrocinadores y medios de comunicación. La verdad es que este trabajo es apasionante y permite que tú mismo te atrevas a desafiar tus propios límites y la originalidad que planteas en tus trabajos cada día. Estoy bastante satisfecho y espero seguir estándolo durante muchos años más. No me cabe la menor duda de que así va a ser.
Un reto apasionante que todos tenemos por delante
El fútbol español es uno de los más importantes del mundo. Nuestra liga cuenta con equipos de primer nivel mundial y otros que darían guerra prácticamente en cualquier competición continental de clubes. Eso hace que muchos focos apunten directamente hacia nosotros. Y debemos estar a la altura para ofrecer la imagen que queremos.
Uno de los proyectos más interesantes de los últimos años ha tenido que ver con la lluvia de millones que muchos clubes han recibido del fondo Cvc. De acuerdo con el portal web emprendedor.es, han sido 2.000 millones de euros los que han llegado a las arcas de los clubes de nuestro país. Y muchos de los clubes están utilizando ese dinero en proyectar su negocio. ¿Cómo hacerlo? Está claro que potenciar sus planes de marketing es una de las herramientas más adecuadas para ello. Y no hay nada que demuestre más la imagen de marca de un club que su propio estadio. Una barbaridad de clubes de la liga han usado el dinero de ese fondo para reformar su estadio: Celta, Mallorca, Getafe, Real Sociedad, Villarreal, Girona… Otro destino del dinero está siendo el de obtener la tecnología suficiente como para mejorar el rendimiento de los futbolistas, algo que también dice mucho de las pretensiones que tiene el club para crecer y que muestra perfectamente la imagen de marca que todos ellos quieren transmitir.
Las propias competiciones que se organizan en España también están ayudando a crear un marco en el que el marketing cumpla con sus funciones en lo que respecta al desarrollo de los clubes. En un partido, hay todo tipo de cámaras que graban hasta los detalles más ocultos. Eso es una fuente constante de contenido para las redes sociales y para generar ese engagement que tanto se comenta y que tanta falta hace para hacer crecer las distintas cuentas que manejan los clubes.
Estamos hablando de un modelo de marketing que está continuamente cambiando y que cada día me resulta más interesante. Creo que tengo un amplio recorrido en este sector y lo mejor de todo es que todavía estoy empezando. A ilusión nadie me gana. Hacer lo que siempre te ha gustado te permite decir que no trabajas, sino que cada día estás ocho horas disfrutando de tu hobby. Sí esto no es haber alcanzado la felicidad, que baje Dios y lo vea con sus propios ojos. Yo tengo bastante claro lo que siento y lo que quiero seguir haciendo en el futuro.