Roncar puede resultar algo muy molesto para las personas que lo sufren de forma indirecta. Mientras tu pareja duerme más o menos plácidamente (o eso solemos pensar), sufres sus molestos y sonoros ronquidos sin poder conciliar el sueño. Sin embargo, roncar puede ser algo más que uno molesto ruido producido por la mala respiración de quien ronca y esa parcial y momentánea obstrucción de sus vías respiratorias. Nuestros amigos de Mesiodens, como profesionales de la odontología, se hallan en continuo contacto con personas que sufren de roncopatía y, de mayor importancia, apnea del sueño.
Muchos se preguntarán que hace un dentista para resolver este tipo de problemas que, teóricamente, son asunto del otorrinolaringólogo. La respuesta es simple: existe un tratamiento bastante eficaz para tratar ambos problemas desde la consulta del odontólogo, el dispositivo de avance mandibular.
Los DAM, son todavía unos grandes desconocidos. Tan solo un uno por ciento de las personas afectadas por roncopatía o apnea del sueño los utilizan, en tanto que países como Francia y Holanda, lo utilizan un treinta y cincuenta por cien de los pacientes, respectivamente.
Este dispositivo, consiste en una férula que se coloca tanto en la arcada superior como en la inferior, unidas entre sí. El dispositivo, hace que el paciente duerma con una posición mandibular más adecuada. Adelanta la mandíbula, procurando que se adelante a su vez, la base de la lengua, lo que provoca un aumento en el espacio de la vía aérea, logrando la desaparición del ronquido e incluso las apneas menos severas.
La misión del odontólogo es realizar los dispositivos, a medida y regulables para poder ser ajustados en función de la necesidad del paciente. También son dispositivos utilizados por los cirujanos maxilofaciales para comprobar la respuesta que tienen los pacientes frente al avance mandibular, antes de practicar una cirugía como tratamiento del problema.
Teniendo en cuenta que la apnea de sueño, es un problema que puede acarrear otra serie de peligros para la salud, ronquidos aparte, contar con un DAM, puede ser una excelente manera de solucionar el problema sin tener que recurrir a la terapia CPAP. Esta máquina, mas molesta a veces que los propios ronquidos, se encarga de enviar de forma constante y a presión, un flujo de aire a la vía aérea superior. Para que esto suceda, el paciente debe dormir cada noche con una mascarilla que tape nariz y boca para conducir el flujo de aire. Aunque se trata del tratamiento más utilizado para la apnea, los dispositivos de avance mandibular, son una excelente alternativa.
Que es un DAM y para qué sirve
Como ya hemos dicho, el DAM, es un dispositivo que se coloca en la boca. Esta compuesto por dos férulas, unidas entre sí, que se colocan una en la arcada superior y otra, en la inferior. La finalidad es adelantar la posición mandibular junto con la lengua, para facilitar la entrada de aire.
Tanto la roncopatía como la apnea (que produce ronquidos), son trastornos que se caracterizan por la oclusión temporal de la vía respiratoria superior al nivel de la laringe. Se trata de problemas que derivan en trastornos del sueño, no permiten un buen descanso y, en el caso de la apena, en función de su severidad, puede conllevar problemas de salud de mayor gravedad.
Es imprescindible que, ante este tipo de problemas, se acuda al médico o dentista para que sea quien valores la severidad del mismo y determine, en el caso de la apnea, cuantas se suceden a lo largo de la noche. En función de lo que determine, se instaurará el tratamiento más adecuado para el paciente.
Uno de estos tratamientos, aun poco conocido pero cada vez mas frecuente, es el dispositivo de avance mandibular del que venimos hablando. Esta férula, se utiliza por las noches o cuando la persona se va a dormir, para evitar que la vía respiratoria superior se bloquee, provocando los consiguientes ronquidos, en ele mejor de los casos.
La misión del DAM, es única y exclusivamente, facilitar la entrada de aire, contribuyendo a normalizar la respiración del paciente. Con este método tan simple, desaparecen o disminuyen notablemente, los ronquidos.
De ahí que se recomienden, cada vez con mayor frecuencia, para el tratamiento de las apneas leves o moderadas. Hay que tener en cuenta que no es adecuado para todo tipo de pacientes que padecen apnea, debido a la severidad de la misma en algunos casos.
Ante la presencia de ronquidos, es más que recomendable la visita al dentista. Este profesional este plenamente capacitado para determinar la severidad del trastorno y prescribir la férula en caso necesario.
Para los casos más severos de apnea, puede ser que los DAM no resulten efectivos, por lo que será necesario utilizar un CPAP. En esta situación, ha de ser el propio odontólogo quien derive al paciente a la consulta del neumólogo o el otorrinolaringólogo para valorar la severidad del trastorno.
Paso a paso con el DAM
Ante la posibilidad de tener la necesidad de utilizar un dispositivo de avance mandibular, es natural que el odontólogo siga un protocolo con sus consiguientes pasos. Llevar a cabo un estudio es la primera de las acciones que el dentista, debe realizar.
Hacer una valoración exhaustiva del paciente para determinar si el nivel de su trastorno le hace apto para utilizar un DAM, es el primer paso a dar. Dicho examen permite valorar factores como la obesidad, la retracción mandibular, el grosor del cuello, el volumen de la lengua o una posible atrofia de las amígdalas. Todas estas partes del cuerpo, están implicadas en la predisposición a padecer apnea del sueño.
Una vez que se ha llevado a cabo esta primera evaluación del paciente, se le prescribe al mismo, un aparato nocturno que debe utilizar a diario durante un tiempo estimado de tres a seis meses. Este dispositivo, permite hacer un estudio polisomnográfico o estudio del sueño que, permite evaluar el nivel de apnea y se la persona puede resolver el problema con la férula de avance.
Si el número de apneas que se padecen por la noche es demasiado elevado, lo más posible es que el paciente, necesite un CPAP.
Tras haber sido considerado como apto para utilizar un DAM, se toman impresiones del maxilar y la mandíbula mediante la utilización de un escáner intraoral. Entre otras cosas, el escáner hace que el proceso de la toma de medidas sea más cómodo para el paciente, puesto que se evita la necesidad de tomar medidas con los tradicionales moldes de silicona.
En este punto, el odontólogo, también toma un registro oclusal con la mandíbula avanzada para determinar su capacidad de avance.
Con todos estos datos y las medidas correspondientes, se fabrica en el laboratorio la férula correspondiente.
El último paso que marca el protocolo, es probar el aparato. El paciente recibirá cuatro férulas: una superior y cuatro inferiores. Siendo estas las más importantes, debido a que están diseñadas para realizar un avance mandibular gradual. Por esta razón, se pueden ir cambiando en función de la evolución del paciente. Además, el dispositivo permite hacer ajustes y controlar la apertura de la mandíbula, algo que facilita el alcance del punto óptimo de apertura.
Eficacia y efectos adversos
Este tipo de dispositivos, ofrecen unos excelentes resultados. Siempre y cuando hayan sido pautados y fabricados a medida y seguido el protocolo anterior, la eficacia es bastante elevada. No hay que dejarse engañar por las férulas disponibles en farmacias o internet pues, aunque son válidos, están estandarizados. Para obtener el mayor beneficio de un DAM, lo mejor es que se encuentre totalmente personalizado y adaptado a la boca de cada paciente.
Los dispositivos de avance mandibular adquiridos en una clínica y recetados por un odontólogo profesional, siguen un riguroso protocolo, como ya hemos visto. Gracias a esa planificación, fabricación y colocación, diseñadas en base a la biomecánica mandibular, se consigue una mayor precisión, evitando el error humano.
El tratamiento con este dispositivo es seguro en gran medida, aun así no esta exento de algunos riesgos y efectos secundarios que cabe tener en cuenta. Puede aparecer dolor en la mandíbula, en la arcada inferior, debido a la presión ejercida sobre los dientes y los músculos. Se trata de un efecto secundario temporal que desaparece a medida que el paciente se adapta.
Por otro lado, pueden darse alteraciones en la producción de saliva, debido al cambio en la posición de la mandíbula. Puede darse una producción excesiva o producirse sequedad en la boca.
Son frecuentes las molestias en los dientes y encías, aunque se trata de molestias temporales que desaparecen con la adaptación del paciente al aparato.
Se trata de efectos colaterales de carácter leve y que desaparecen a los pocos días pero que hay que tener en cuenta. Aunque la mayoría de pacientes no apuntan una excesiva severidad de los mismos, pueden darse casos en que los inconvenientes se prolonguen, en función del paciente. En cualquier caso, se tata de molestias leves y pasajeras, en tanto que el uso constante y adecuado de un dispositivo de avance mandibular, puede mejorar notablemente la vida de la persona que lo utiliza y evitar que la apnea se agrave o los ronquidos, se conviertan en apnea.